miércoles, 8 de junio de 2011

Siempre estarás ahí

Carmen Pellicer
Aprovechando nuestra semana de actividades en Valencia, ayer pudimos asistir en Villanueva de Castellón a una interesante charla que impartió Carmen Pellicer dentro de las actividades para padres organizadas por el colegio Santo Domingo de dicha localidad.




Carmen comenzó la charla pidiéndonos a los asistentes una lista con los 5 valores que querríamos que nuestros hijos tuvieran dentro de 25 años; se escucharon: la honradez, la responsabilidad, un trabajo seguro,... 

Los padres planteamos el futuro de nuestros hijos en términos de calidad humana y hacemos hincapié en las necesidades "inmediatas" (educación, salud, etc.) pero conforme los hijos van creciendo y se convierten en adolescentes, se encienden todas las "alarmas" y bajamos el listón: nos conformamos con que "sobrevivan" y no se metan en muchos líos. Al final, la opción que prefieren los padres es que sus hijos, después de todo, sepan afrontar las condiciones que les vayan surgiendo en la vida.

A diferencia de nuestros padres, que partían de un "catálogo cerrado" de medidas educativas, los padres de hoy nunca estamos seguros de cómo educar a nuestros hijos, porque los educamos para un mundo que no conocemos por los continuos cambios que existen en todos los ámbitos: educación, comunicación, etc.

Destacó 3 factores que hacen difícil la labor educativa de los padres:

-  los padres, la familia, no son los únicos educadores existentes: hay muchos discursos y muchas veces, contradictorios;
- no controlamos las múltiples fuentes educativas (colegio, medios de comunicación, internet, etc.);
- ha cambiado la figura de autoridad: se ha devaluado;

Pero, a pesar de ello, EDUCAR BIEN es posible, si los padres están comprometidos.

Los padres también arrastramos el complejo de la "familia ideal" pero ésta no existe, ni existen unas circunstancias únicas, ni siempre se puede elegir, por ejemplo, en conciliar vida profesional y personal. Así que animó a los padres a desmontar y cuestionar los tópicos, teniendo en cuenta las prioridades personales, porque cualquier circunstancia permite educar correctamente a los hijos ya que no hay recetas únicas: cuando te comprometes con la educación de tus hijos equivocarse es mejor que no educar.

Insistió que los cambios en la educación deben venir desde abajo, desde los centros educativos, pero para ello deben contar y aliarse con el compromiso de los padres: los profesores y centros que trabajan para adaptar los contenidos educativos a los nuevos tiempos, necesitan que las familias entiendan los cambios para que participen y colaboren en el proceso de aprendizaje.

Finalizó la charla, describiendo los 4 factores necesarios para formar la personalidad de los hijos:

1) La relación afectiva: darles calidad y calidez para establecer, cuando aún son niños, un grado de intimidad y complicidad necesarios para relajar las tensiones que se producirán en la adolescencia.

2) El diálogo: el diálogo "gratuito" (cuando vienen del 'cole' y te cuentan lo más importante que les ha pasado) se acaba sobre los 15 años: existe un momento, una discusión, que marca un antes y un después en la fluidez de la comunicación con los hijos. Contar la realidad, les ayuda a comprenderla para que sean capaces de poner voz a lo que les pasa por la cabeza. Hay que establecer un tiempo y proteger un espacio para el diálogo. Prohibido comer con la TV encendida.

3) Los límites de autoridad: hemos de enseñar a los hijos a distinguir lo que está bien de lo que está mal, y eso se consigue a través de normas: pocas pero eficaces, y que algunas de ellas sean inflexibles, para que las infrinjan, porque educarles también es hacerles sentirse culpables cuando las infringen, sino no serán responsables. Tienen que percibir el sentido del deber: unas cosas pueden hacerse pero otras deben hacerse.

4) Los tiempos muertos: debemos enseñar a los hijos a estar a solas con ellos mismos, alejados de toda distracción, de cualquier pantalla (internet, móvil, tv, consola) para que así puedan reconocerse y puedan identificarse. 

Lo que de verdad importa, lo que realmente les ayuda a construir su proyecto vital, es que tengan la certeza profunda de que les quieres, de que hagan lo que hagan, siempre estarás ahí.

Carmen Pellicer Iborra es valenciana, licenciada en Teología y DEA de Pedagogía, ha impartido clases en diferentes institutos y actualmente trabaja en formación del profesorado, especialmente en el área de Educación en Valores. Asimismo, es autora de numerosos artículos, libros de texto y libros para niños y adolescentes, entre ellos, el cuento "Kamiano y yo", traducido a varios idiomas y coautora del libro de "Educación para la Ciudadanía" para la Editorial Santillana.

Fotografía de Carmen Pellicer obtenida en www.ontinyentdigital.com



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